La obra de Toulouse Lautrec y la Belle Epoque llega a Italia

Obra "Moulin Rouge. La Goulue" de Toulouse Lautrec
Obra "Moulin Rouge. La Goulue" de Toulouse Lautrec

Italia esperaba desde hace tiempo una exposición dedicada a Toulouse Lautrec, el artista más original y trasgresor entre los impresionistas. Su gran exposición se inauguró el 10 de septiembre y concluirá el 11 de diciembre.

La Fondazione Magnani Rocca di Mamiano di Traversetolo en la provincia de Parma acoge esta muestra, una de las reseñas más completas de Toulouse Lautrec, con una reflexión cuidada y fascinante sobre el artista francés. Nacido en Albi en 1864, pasó sus último sías en Marlomè, donde murió en 1901 a los 37 años (igual que Rafael, Parmigianino, Watteau, Van Gogh), tras una intensa cida parisina, capita de la Belle Epoque y centro neurálgico del arte.

Henry Marie Raymond de Toulouse Lautrec Montfa, nació rico entre castillos y antiguas mansiones, pero con enanismo, y dos accidentes frenaron el desarrollo de sus piernas. Debido a sus características físicas, pudo dedicarse a su pasión, la pintura, que la madre le inculcó desde joven mientras su padre le ignoraba.

En París, Lautrec frecuenta los Impresionistas y participa en sus muestras pero, junto a Degas, en lugar de concentrar la propia atención y dedicar sus obras a la pintura del paisaje, se dedica al análisis irónico y cínico de la figura humana. En aquellos años en París, tenían gran difusión el japonisme, una verdadera moda y una gran fuente de inspiración para aquellos artistas que rechazaban los preceptos académicos y que, como los impresionistas, basaban sus investigaciones en la luz y la atmósfera, pero también en cortes no convencionales, fotográficos.

Toulouse Lautrec elige este canal de inspiración que se presta a la realización de sus notas Affiches, donde se expresa de manera evidente la elaboración de su grafismo con líneas japonesas.

El grafismo que utiliza Lautrec, es la que bien conocemos, del misterioso y fascinante mundo japonés y el contexto occidental de París, donde se difunden los locales nocturnos y donde el artista encontró inspiración para sus obras más célebres. El barrio de Montmartre, poblado de artistas, es donde se abrieron los principales cafés y cabaters de la ciudad, los más famosos fueron: Moulin Rouge, Le Folìe Bèrgere, y el Divan Japonaise, que da título a una obra de Lautrec.

Los manifiestos hechos por Toulouse Lautrec no son solamente obras de arte, sino documentos de una época poblada de personajes inmortalizados en el café concierto de Montmartre, en las salas de baile, en los prostíbulos, circos y teatros. El ojo del artista magnifica la personalidad del sujeto, son hombres y mujeres del mundo del espectáculo, la humanidad de la fábrica parisina similar a la del neoyorquino Andy Warhol.

La exposición Toulouse Lautrec y el París de la Belle Epoque propone una serie de comparaciones muy sugestivas. Se combinan las pinturas de Toulouse Lautrec y los paisajes de Monet, Renoir y Cezanne. Muchas de las comparaciones evidencian la semejanza con el arte japonés y en una manera particular, la producción gráfica de los artistas nipones. Además, entre las comparaciones más interesantes, tenemos la combinación de Lautrec al Picasso de las primeras experiencias parisinas.