Cuando Goethe entraba a Venecia suspiraba dejando constancia en su libro «Viaje a Italia«: «Venecia ya no será para mí mera palabra, un nombre hueco que con tanta frecuencia me ha angustiado, enemigo mortal como soy de las palabras vacías.»
En su novela viajera dejó constancia de la majestuosidad de la ciudad de los Canales, y por supuesto mencionó al Puente de Rialto.
Historia del Puente de Rialto
A menudo se hace hincapié en que fue el primer puente que unía los sestiere (barrio) de Venecia de San Polo y el sestiere de San Marco sobre el Gran Canal, pero hay que hacer una anotación. Realmente el primer puente fue una estructura flotante de madera, obra de Nicolò Barattieri, en 1181 , y conocido como Ponte della Moneta, ya que en las cercanías estaba la ceca donde se acuñaba la moneda de la República Veneciana.
El crecimiento de la ciudad y especialmente del comercio hizo que el Mercado de Rialto fuese una central de abastos para toda la laguna, lo que a su vez suponía un continuo tránsito de embarcaciones. En 1250, para no colapsar ese ir y venir se sustituyó la estructura flotante por un puente elevado de madera que podía alzarse al paso de barcos con mástiles y velas, recibiendo ya el Puente de Rialto, en referencia al mercado.
La intensa actividad mercantil suponía un deterioro del puente, sufragado por los impuestos recaudados a las tiendas que estaban situadas en cada extremo del puente. No en vano en al menos dos ocasiones el puente se derrumbó (en 1444 a causa del exceso de peso de la gente concentrada para ver una competición en el mar) y en otra sufrió un incendio, durante la revuelta de la revuelta contra el gobierno encabezada por Bajamonte Tiepolo en 1310.
Un icono de la ciudad de Venecia.
La administración veneciana sacó un concurso público para reconstruir el puente de Rialto, y no faltaron propuestas de grandes genios de la época como Miguel Ángel, Sansovino, Andrea Palladio o Jacopo Vignola, desestimadas por su corte clásico, con varios arcos para soportar la estructura.
Finalmente el diseño de Antonio da Ponte fue el preferido, que además era continuista y no variaba mucho la forma de los anteriores de madera, con dos rampas en los lados y una estructura porticada en la unión. Tardó tres años en construirse, desde 1588 a 1591, con el gran y único arco de mármol blanco del puente, criticado en la época por pensarse que no soportaría el peso, máxime si entendemos que Venecia se asienta sobre un fondo de lodo de la Laguna.
La pericia de Antonio da Ponte se basaba en que si bien parece renunciar al habitual arco de medio punto, en realidad no es así, ya que las bases del arco, las dovelas basales, se ocultan bajo el agua. pareciendo un arco más bajo de lo habitual. De hecho la altura máxima en bajamar es de 7,5 metros de altura, suficiente para dejar pasar las embarcaciones.
Durante muchos años fue el único puente de Venecia, hasta que en 1854 se construyó el Puente de la Accademia.
Lo que no tiene duda es que es el más antiguo de los actuales, y por supuesto el más famoso, cuya imagen ocupa postales y recuerdos de millones de fotos que cada año lo retratan.
Visita al Ponte Rialto
Al igual que le resultó a Goethe a los turistas les es muy fácil llegar hasta el Puente Rialto ya que las corrientes de gente -que siempre parecen más al concentrarse en los mismos sitios- discurren a menudo como autómatas con dirección al Ponte Rialto o a la Plaza de San Marcos, siguiendo los carteles e indicaciones que no faltan.
Es recomendable acudir a primera hora o a última del día ya que con total seguridad encontraremos gente sobre el Puente, lo que dificulta nuestro plan de tomar fotografías en soledad. En los meses de menos afluencia y por la noche Rialto es más tranquilo y con suerte podremos tomar instantáneas de calendario. En los últimos años ha surgido la necesidad de preservarlo ante el deterioro, por lo que está previsto llevar a cabo intervenciones de restauración.