Piazza Navona se halla rodeada por hermosas construcciones barrocas, en contraste con la vida moderna romana. Hoy en día es un centro neurálgico de encuentro tanto para locales, como turistas. A todas horas hay efervescencia de transeúntes. Curioso es que en antaño, en el año 86 d.C. albergara también a una gran cantidad de masas, al ser en aquel entonces el «Circus Agonalis», un estadio con capacidad para más de 30,000 espectadores, construido bajo la orden del emperador Domiciano y restaurado por Alejandro Severo, donde se llevaban a cabo los «agones» (juegos griegos).
A finales del Siglo XV, se instauró como el mercado principal de la ciudad y posteriormente el Papa Inocencio X, impelería por embellecerla al estilo barroco, por lo que convocó a dos de los mejores artistas de la época, encomendándolos a ésta labor y quienes además rivalizaban entre sí, Bernini y Borromini.
El primer monumento de Piazza Navona, de magnificente vistosidad, data de 1651 y es la «Fontana de Quattro Fiumi» (Fuente de los Cuatro Ríos), que en su muy ornamentada obra escultórica, Gian Lorenzo Bernini representó los cuatro continentes conocidos hasta entonces, haciendo alusión a los ríos correspondientes. De África El Nilo, de Asia El Ganges, de Europa El Danubio y finalmente de América El Río de la Plata. En el centro de la fuente se yergue monumentalmente el Obelisco de Domiciano, mismo que dicho emperador mandara a construir en Egipto. Cabe mencionar, que debajo de éste, Bernini dejó un hueco a posta, para dar la ilusión óptica de que se halla suspendido en el aire.
La Roma más barroca
Frente a esta fuente, se alza la «Chiesa di Sant´Agenese in Agone» (Iglesia de Santa Inés en Agonía), los primeros encargados de su construcción fueron Girolamo Rainaldi y Carlo, su hijo en 1652, quienes después fueran sustituidos por Francesco Borromini para 1653, derruyendo la fachada anterior y proyectando la nueva, para 1657 Bernini haría lo propio en el interior con un decorado ornado y de estilo barroco.
Este templo fue construido en lo que antiguamente sirvieran de gradas en el estadio de Domiciano, y qué también según la leyenda, fuera el sitio donde Santa Inés fuera martirizada y obligada a desnudarse en público, momento en el que se produjo el milagro, creciéndole el cabello hasta cubrir su cuerpo. Lo que le valió el reconocimiento de la iglesia como una mártir más. Se puede apreciar en la fachada una figura de la santa en modo de oración, mientras soporta el martirio, ésta escultura obra de Ferrata, para 1660.
Dato curioso es que, se cree que Navona deriva de la palabra «agon», aquellas competiciones atléticas que se celebraban en tiempos de Domiciano, y que de ahí se bifurca también el nombre de ésta iglesia, Santa Agnese in Agone.
Cabe resaltar la observación del ingenio y trabajo de Borromini en la fachada, con la línea curva de la misma que realza y da profundidad, haciéndola más imponente y grandiosa.
A los extremos de la Piazza Navona encontramos, la «Fontana di Neptuno» y la «Fontana del Moro», ambas obra y diseño de Giacomo della Porta, proyectadas en 1574 y 1576, respectivamente. Aunque cada una de ellas tiene elementos añadidos en años posteriores, Neptuno por Antonio della Bitta y las nereidas de la autoría de Gregorio Zappala, hacia el siglo XIX y la figura del moro y el delfín, realizadas por Bernini en 1653.
En uno de los costados de la plaza, también podemos admirar el «Palazzo Pamphili», construido en 1630, hoy en día Embajada de Brasil, que antaño fuera propiedad de la familia del Papa Inocencio X. Quizá de ahí que buscara hermosear la plaza, convirtiéndola en una de las más imponentes y sin duda un referente del estilo barroco en Roma.
La plaza, con auspicio de Inocencio X, servía de escenario para espectáculos teatrales, ecuestres e incluso en los meses de verano se inundaba para recreación de la gente de las altas esferas.
El mercado que se celebraba aquí desde 1477, se trasladaría a mediados del Siglo XIX al Campo de´Fiori y para el año 1866 se suprimiría la costumbre de convertir la plaza en lago.
Otra construcción de relevancia es el «Palazzo Braschi», que fuera la residencia de Luigi Braschi Onesti, sobrino del Papa Pío VI y para 1952 se convertiría en el «Museo di Roma».
Piazza Navona, es sin duda, un compendio de obras maestras, que suman la visión y el talento de artistas que convergen mostrando el esplendor de distintas épocas y que da como resultado un sublime espectáculo que alimenta los ojos y el alma.
Como llegar a Piazza Navona
La verdad es que no merece la pena llegar en metro porque ninguna de las dos líneas tiene paradas cercanas (el centro de Roma tiene en el subsuelo toda la ciudad romana y el metro lo rodea). La más cercana es Piazza Spagna, pero tendremos unos 15 minutos andando. Otra opción pueden ser autobuses que nos pueden dejar «más o menos» cerca como el bus 87, el 49, o el 70.