Estar unos días en Capri es uno parar de actividades diversas. Uno puede amanacer bañándose en la playa de Marina Piccola para luego almorzar en la Piazzetta Umberto viendo a la gente arriba y abajo, continuar con las compras de souvenirs en la tienda Amedeo Canfore en Via Camerelle, 3, adquiriendo unas sandalias hechas a mano.
Más tarde un paseo a elegir entre la ruta arquitectónica por la Villa Malaparte, o una literaria la Casa San Michele del escritor Axel Munthe, o porque no una ruta de vértigo, por el zig zag de via Krupp,
Por la tarde después de comer la visita a la Grotta Azzurra, saliendo en barco desde Marina Grande, bordenado la isla para fotografiar después los imposibles colores de la cueva más conocida de Capri (aunque no la única).
Cuando el atardecer llegue podemos ir despedirnos del sol a los farallones de Capri, una formación geológica caprichosa que se ha convertido en la postal de la isla.
Y por la noche nada mejor que ir de fiesta al Pub Number Two, para rematar un día intenso en una isla repleta de actividades.