Toda ciudad tiene sus dioses fatuos, y sus creencias, fundamentadas a menudo en lejanas supersticiones. Toda ciudad italiana tiene su diosa fortuna, su propia prosopopeya, mediante la cual el conjunto de la ciudadanía otorga la vida con la varita mágica de la superstición. En esta línea, Roma cuenta con su Fontana de Trevi que invita a los turistas a tirar una moneda al agua mientras le damos la espalda; o como Barcelona donde es obligado beber del agua de Canaletas, o como en el caso que nos ocupa el apacible jabalí que reposa aparentemente rígido mientras millones de turistas tocan su hocico cada año cuando visitan Florencia.
Esta «simpática mascota» de bronce es conocida como Il porcellino (no muy acertado porque en realidad es un jabalí, no un cerdo), y lo encontraremos en la Plaza del mercado nuevo (via Porta Rossa). Obra del escultor Pietro Tacca en 1612, es una réplica del original que se conserva en el Palazzo Pitti, si bien se trata a su vez de una copia helenística de un tercero de mármol que se halla en la Galería degli Uffizi. Si somos alemanes, estadounidenses, belgas o franceses, o hemos visitado Nueva York,Munich, Enghien, Aix en Provence o incluso Sidney, nuestro amigo florentino nos resultará conocido, puesto que existen otras tantas copias en estas ciudades.
La historia del Porcellino
La fuente se encontraba originalmente frente a la farmacia conocida como la Farmacia del Jabalí, que a principios del siglo XVII era el punto de encuentro de los intelectuales, en via Por Santa Maria. Además de su carácter estético, la fuente servía para proveer a los comerciantes textiles que ofrecían sus productos en la loggia.
Cada día se monta y desmonta a su alrededor uno de los mercados más clásicos de Florencia, el Mercato Nuovo, con una gran variedad del artesanado florentino. La bella loggia fue construida a mediados del siglo XVI, en pleno corazón de Florencia, y a pocos pasos del Ponte Vecchio. En sus inicios estaba destinada a la venta de objetos preciosos y telas suntuosas como la seda.
La función de los nichos de los ángulos era colocar estatuas de los florentinos más ilustres, pero no fue hasta el siglo XIX cuando se colocaron sólo tres, las de Bernardo Cennini, Michele di Lando, Giovanni Villani.
Según la leyenda, tocar su hocico nos dará fortuna, pero los que han estudiado un poco más la historia, debemos meter una moneda en la boca del jabalí, por donde sale el agua. Si la moneda cae dentro de la pila que reposa a sus pies y se cuela por la ranura tendremos suerte en abundancia. Lo que no todos saben es que si la moneda que depositamos pesa poco, la presión del agua la lanzará hacia los lados y no se introducirá por la rendija (= a mala suerte), con lo que es necesario utilizar una moneda más pesada…Truco del ayuntamiento para recaudar más?…como dicen en Italia..Chi lo sa! (Quién sabe!)