El Monte Palatino es una de las siete míticas colinas romanas. Fue un lugar de gran importancia ya que en ella se sitúo el lugar de la fundación de Roma por Romulo. Lugar tradicional del poder político y religioso, tanto durante la República como el Imperio. Ello quizá se deba a su situación estratégica y central. La colina es la más baja de as siete y apenas alcanza los 50 metros de altitud.
Cercana al río Tiber, al Foro y al Circo romano, la colina Palatina era un lugar de gran importancia que se rodeo de todas las instancias de poder. Su significado e importancia trascendía al lugar geográfico. Pero. no s puede olvidar que la Colina Palatina estaba asociada indiscutiblemente al poder, y ello desde el origen de Roma. Los recientes estudios arqueológicos del Palatino muestran restos de un poblado, con chozas de base de piedra, que pudieron ser el primer asentamiento de Roma.
Ubicado en un lugar estratégico, en altura, pero con una posición de vigilancia sobre el Tíber, río que servía como «autopista» para desplazarse y comerciar, el emplazamiento primigenio estaba formado por tres colinas (Cermalus, Palatium y Velia) que con el devenir de los siglos y la transformación que llevaron a cabo los romanos, acabó formando un espacio único.
La mitología romana habla de una cueva, el Lupercal, donde los fundadores de Roma, Rómulo y Remo fueron amamantados por una loba. Esta leyenda pervivió de tal manera que el Palatino fue considerado el monte sagrado.
La importancia del monte Palatino en la Roma Imperial.
Con la llegada de la República y el crecimiento de la ciudad, el Palatino se transformó en un barrio residencial de las familias adineradas, y el advenimiento del Imperio volvió a dibujar la fisonomía del Palatino con el diseño de las residencias imperiales. De hecho la palabra Palatino deriva de Palatinum, la «Residencia del emperador», vocablo que ha deriva en Palazzo (Palacio) para denominar la morada de personas nobles.
Los palacios imperiales estaban orientados al Circo Massimo, de manera que todo su esplendor fuera visible para los ciudadanos. Desde el alto del Palatino la magnificencia de los edificios se antojaba poderosa. Estaban formados por dos estructuras, la denominada pública (Domus Flavia), donde los emperadores daban audiencia tanto a ciudadanos como a representantes extranjeros; frente a la estrictamente privada, residencia de los emperadores y su corte (Domus Augustana). Más tarde, bajo el mandato de Septimio Severo se añadió otro complejo en el lateral. En el Palatino se sucedieron las residencia imperiales de Augusto (63 a. C. – 14), Tiberio (42 a. C. – 37) y Domiciano (51 – 96) que fueron gobernando Roma, Italia y los territorios romanizados desde esta colina.
El declive de Roma llevó parejo nuevos cambios para el Palatino, que sin embargo continuo albergando casas nobles, iglesias y fortalezas durante la Edad Media.
Desde el Palatino tenemos unas vistas sorprendentes del foro romano, y con un mapa que recree los edificios podemos ir identificando uno a uno cada uno de ellos, como el templo y la residencia de las Vestales, el templo de Castor, el arco de Septimio Severo o el de Divo Vespasiano.
Qué ver en el Palatino
Hay varios puntos de interés en el recorrido por el Palatino. Si llegamos desde el foro dejaremos a la derecha los Jardines Farnese (encima de lo que fue el palacio de Tiberio), a los accedemos por una escalera y desde donde tenemos la vista panorámica más bella del Foro Romano.
Más adelante el camino se bifurca, mientras a la izquierda se halla la Casa de Livia, la mujer de Augusto; y unas cabañas del núcleo más primigenio de Roma; a la derecha vemos la Casa dei Grifi, la Domus Flavia, la Domus Augustea, el Palacio Imperial, el Templo de Apolo, el Templo de Apolo Palatino, la Domus Severiana y el Hipódromo de Domiciano. Enfrente queda la Casa de Augusto, con sus mosaicos.
Domus Flavia
Los emperadores Flavios (Vespasiano, Tito y Domiciano) encargaron su construcción como residencia privada, pero también la empleó con funciones públicas. Los restos excavados demuestran su gran extensión.
Casa de Livia
Pese a su tamaño discreto fue la casa de Livia, la esposa de Augusto, y su estado de conservación permite distinguir muchos elementos de la ornamentación, tanto en mosaicos como en paredes y frescos.
Casa de Augusto
La residencia privada de Octavio Augusto está anexa a la Casa de Livia y sus estancias privadas estaban decoradas con frescos de colores ocres y rojizos.
Hipódromo de Domiciano
Si bien tiene la forma de un circo romano o un hipódromo, se desconoce si se desarrollaron carreras pedestres o competiciones, o simplemente era un espacio de ocio o jardín, remanso de tranquilidad para los emperadores.
El Museo Palatino muestra además de piezas de las excavaciones del subsuelo, un vídeo que nos acerca a la transformación de la zona desde hace tres mil años, momento en que surgieron los primeros núcleos habitados sobre su cumbre, hasta la actualidad.
El recinto del Palatino está incluido dentro de la visita al Foro Romano y el Coliseo, por lo que con el mismo billete de entrada podemos visitar los tres espacios para hacernos cargo de lo magno que fue Roma.
Entradas para acceder al Palatino
Las entradas más cercanas para llegar al Palatino directamente son la que está cerca del Arco de Tito en el foro romano y la otra en Via di San Gregorio.
Como llegar, transporte
Metro: Colosseo, línea B.
Autobús: líneas 60, 75, 84, 85, 87, 117, 175, 186, 271, 571, 810 y 850.
Horario de visita al Palatino
Todos los días: desde las 8:30 hasta las 19.15 en horario de verano (de abril a agosto), hasta las 17:00 / 17:30 en horario de invierno.