Historia del gato en Roma

Gatos de Roma
Gatos de Roma

El primer descubrimiento de un gato fue en forma de esqueleto, junto a su posible propietario, en una tumba de Chipre fechada entre los años 8300 y 8000 a.C.

La presencia del gato en Italia ha sido reflejada en el descubrimiento de monedas del año 500 a.C.,  en la que los fundadores de importantes colonias como Taras y Rhegion (hoy conocidas como Taranto y de Reggio Calabria) , se ilustraron con la figura de un gato.

A partir de ese momento, el gato llegó a la Roma Imperial, donde supuso su consagración definitiva. En la antigua Roma el gato era considerado un compañero en la vida y en la muerte.

En este período histórico son muchos los nombres propios o con etimología derivada de la palabra «gato»: Felicula, Felicla (gato o gato), Cattus, Cattulus (gato, gatito). Algunos departamentos del ejército romano usaban como símbolo en sus escudos,  figuras de gatos de diferentes colores.

Los griegos identificaron la diosa Bastet con su diosa Artemisa, también protectora de las mujeres y de los niños, y la Señora de los animales. La introducción en el Imperio Romano del culto a la diosa Bastet, identificada más tarde con la diosa Isis, reforzó el culto de los romanos por el gato sagrado.

De hecho, en todas las ciudades había un templo dedicado a la diosa, llamada  Serapeum.

En Roma se fundó un templo situado donde hoy se encuentra la Iglesia de Santo Stefano del Cacco en Rione Pigna,  en la cual se encontró una pequeña estatua de gato que aún hoy se puede ver en una cornisa del Palazzo Grazioli, en Via della Gatta.

En la Edad Media, el gato era asociado con los herejes, las brujas y los demonios, y durante mucho tiempo el gato fue quemado en la hoguera de las brujas, sacrificado en los rituales y torturado.

El gato negro fue declarado en 1233 por el Papa Gregorio IX, como la reencarnación de Satanás, y más tarde, en 1484, el Papa Inocencio VIII excomulgó a los gatos y decretó que debían ser quemados todos los que se encontraran  junto a las brujas.

No fue hasta el Renacimiento cuando  el gato doméstico fue revaluado por la Iglesia hasta etal punto que el Cardenal Richelieu dejó parte de su herencia a sus gatos.

El gato recuperó su lugar en el mundo y se convirtió en el adorno de los salones. La aristocracia  se hacia retratar junto  a sus gatos,y cuando estos gatos morían, les construían tumbas con versos y sonetos.

Al finales del siglo XIX existe tal pasión por este animal,  que se organizaron las primeras muestras y exposiciones  sobre felinos, y se comenzarona  establecer los rasgos específicos de cada raza.

El gato es un animal amado, no tan sagrado como en tiempos pasados, pero sí muy respetado.

En el siglo XX, los gatos de Roma fueron alimentados por el Ayuntamiento con raciones de callos, pero debido a la escasez de alimentos supuso un corte de suministro, y de aquí viene el dicho «Nun c’è trippa pé gatti!» (No hay callos para los gatos).

Hoy en Roma los gatos son amados y atendidos en colonias felinas llamadas «gattare«, donde cada día dedican tiempo y pasión en cuidar estos animales. Sin embargo uno de los problemas es la reproducción sin control de los gatos. A menudo viven en condiciones higiénicas y sanitarias deficientes que suponen una tasa de mortantad alta. Entre los restos de Largo Argentina podemos ver este curioso habitat de gatos deambulando entre los restos romanos, como si fueran los guardianes de la historia de la ciudad.

gatos_romaL’Associazione Culturale di Torre Colonia Felina Argentina fundada en 1994 con el objetivo de proporcionar alimentos, atención médica y esterilización a los cientos de gatos y gatitos abandonados en la zona arqueológica.

One thought on “Historia del gato en Roma

  1. Saludos desde Bolivia, muy buena información. Podrían escribir en este sitio mas cosas respecto a la relación de la diosa romana Libertas con los gatos. Agradecería cualquier información.

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