Necrópolis de Pántalica.
Siracusa y Pantalica, al sureste de la isla de Sicilia, son una verdadera fortaleza natural, defendida por las gargantas de los valles del Anapo y Calcinara, unida en la parte superior por un estrecho istmo y cortada por un profundo foso. Pantalica fue el refugio de los antiguos pueblos indígenas que se resguardaron allí entre los siglos XIII y VIII antes de Cristo, ante la amenaza de invasión de los pueblos itálicos que llegaron a la costa.
El lugar tiene varios elementos diferenciados: la necrópolis de Pantalica con sus 5.000 tumbas y el Anaktoron, el Palacio del Príncipe, y la parte antigua de Siracusa, testimonio único del desarrollo de la civilización mediterránea durante tres milenios.
Siracusa y la necrópolis rupestre de Pantalica fueron considerados Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO en 2005.