Helados en la antigua Roma, el origen del helado

Granizado
Granizado

Un dicho quizá presuntuoso y europocentrista cuenta que «Los romanos inventaron el helado con nieve, hielo y frutas» La tradición dice que cuando los romanos ocuparon Grecia, aprendieron a utilizar la nieve y el hielo para enfriar los alimentos y los platos. El método, qur ya nos los transmitió el autor clásico Plinio el viejo ha pasado la prueba de que los romanos fueron los primeros en proponer o «patentar» para la Historia un tipo de helados similar al actual, con la mezcla de miel con hielo picado y zumos de frutas, dando lugar a una crema helada.

Plinio constata también el activo comercio de nieve que fue traída a Roma del Terminillo o por mar desde las cumbres  del Etna y del Vesubio. Durante siglos las mercancias perecederas lograban conservarse ya fuera en los palacios imperiales o en los «Thermopolia» (comparable a los carritos de helados) que situados a lo largo de las carreteras, servían para enfriar con productos frios a los viajeros.

Este placer de los helados no sólo estaba como decimos en las manos exclusivas de los emperadores, si no que el pueblo gozaba de tan refrescantes helados. Esta tradición de los helados y la conservación mediante hielo se pierde con la caída del Imperio Romano, pero con la ocupación de los árabes (especialmente en Sicilia)  se reprende para extenderse por toda la geografía itálica a escala «industrial». Hoy en día es habitual encontrar en las terrazas italianas a la gente degustando los granizados y sorbetes helados, considerados un excelente digestivo.