Es totalmente imposible volver de Italia sin hacer ninguna compra. Italia se vende sóla, cada rincón turístico tiene el «gatillo comercial» dispuesto a estallar su pólvora del dinero. Desde el pequeño comercio lleno de productos del día a día que para nosotros suponen exóticas comidas de pasta, quesos parmesanos, panettones,…
Las tiendas de delicatesen italianas y productos típicos de la gastronomía local son champiñones en un terreno fértil para los turistas, ávidos de llevarse algo más que el recuerdo de la comida italiana en el paladar. Los souvenirs son la otra perdición de los compradores compulsivos, ya sea una camiseta de la Nazionale italiana, un llavero de la vespa, una bandera de Ferrari, un vino Chianti, un traje de diseño italiano o
Para los amantes de las marcas, de la alta costura y el lujo las grandes ciudades como Roma o Milán (famoso es el Cuadrilátero de Oro) cuentan con tiendas de precios prohibitivos como los Gucci, Dolce & Gabbana, Prada, Giogio Armani de Via della Spiga, una de las calles más caras de Italia.
España también marca tendencia, y por eso las tiendas de Zara, Mango o Tous ya están en casi todas las ciudades de Italia. Pero lo suyo es ir a los grandes almacenes autóctonos como el histórico la Rinascente, o Coin y Upim.
Nosotros recomendamos ser pacientes y no acelerar las compras ya que en ocasiones encontraremos mejores ofertas según demos pasos, sobre todo en los lugares turísticos. Sin duda, una de las mejores formas de hallar precios competitivos es acudir a los mercados de cada ciudad, donde los productos de la tierra tienen más color y sabor, y donde podemos comprar para elegir que comprar. También los centros comerciales nos pueden permitir – con tiempo evidentemente- concentrar las compras.