La mayor parte de los curiosos que llegan al Etna les basta con subir en autobús, teleférico o jeep, sacar unas fotos cerca de los cráteres, y caminar un rato por el paisaje lunar de arenas de ceniza.
Pero, el Etna es más, y las actividades que tenemos a nuestro alcance van desde el treekking, al esquí, la hípica, o las excursiones naturísticas para acercarnos a la flora y fauna del volcán.
Esquiar en el Etna
Las pistas de esquí del Etna se hallan en dos zonas, Nicolosi, en la parte sur del volcán, y Linguaglossa en la zona norte. Sus más de 30 kilómetros de pistas esquiables, varios remontes y dos telecabinas pueden parecer a priori insuficiente para los exigentes del esquí, pero el plus de bajar por las laderas del volcán, viendo toda Sicilia no tiene precio. La estación del Etna es una de las más meridionales de Europa.
De las dos estaciones Linguaglossa es la más frecuentada. Su infraestructura (en varias ocasiones inutilizada por las erupciones del volcán) ofrece dos remontes (Monte Conca y Anfiteatro), que ascienden a unas tres pistas rojas y azules.
La estación de Nicolosi es la más histórica ya que aquí se halla el Refugio Sapienza, antiguo cuartel militar y hoy alojamiento para los esquiadores.