El aspecto de la península italiana en la prehistoria era muy diferente a la Italia de nuestros días. Las variaciones climáticas y las glaciaciones supusieron grandes cambios geográficos. En los periodos más fríos por ejemplo, la isla de Elba y Sicilia estaban unidas a la península. El mar Adriático bañaba las costas italianas a la altura de Gargano, y el resto del territorio, ahora sumergido , era una llanura fértil de clima húmedo.
En cuanto a la evolución de la prehistoria italiana, encontramos dos fases diferenciadas: el Paleolítico (del 550.000 al 10.000 a.C.), y el Neolítico (del 5.000 al 3.000 a.C).
En Italia, los primeros hombres aparecieron en el último periodo del paleolítico, hace más de 500.000 años. El territorio italiano estuvo habitado inicialmente por el Hombre de Neandertal, que convivió durante un tiempo con nuestra especie, el Homo sapiens sapiens.
La presencia del Hombre de Neandertal se observa en los descubrimientos arqueológicos fechados hace 50.000 años. No son muy numerosos los restos que han salido a la luz en Italia en comparación a la Europa continental, pero encontramos joyas como las Grutas Guattari y San Felice Circeo. Otros descubrimientos importantes se encuentran en la Gruta Breuil y la Gruta de Fumane, en la provincia de Verona, y la Gruta de San Bernardino, en Vicenza.
Por otro lado, el hombre moderno apareció en Italia durante el paleolítico superior, cuando todavía no se conocían los metales y no se sabía tallar la piedra. Los restos más importantes se han encontrado en Liguria, Lombardia (pinturas rupestres de Valcamonica), y en Cerdeña (los Nuraghe). Pero el descubrimiento más famoso es la momia del Similaun, encontrada en los Alpes, en la frontera entre Italia y el Valle Ötzal del Tirol austriaco, en 1991. Las pruebas sitúan a la momia de Similaun a la Edad del Cobre, momento de transición entre el Neolítico y la Edad de Bronce.
Las diferencias entre estos dos periodos, las encontramos en la evolución del hombre moderno a la hora de usar los instrumentos, de fabricar objetos y de relacionarse con sus congéneres.
En la primera fase, los hombres usaban como armas piedras en forma de hacha, mientras que en la siguiente fase, el hombre primitivo italiano aprendió a usar fragmentos de piedra tallada, como instrumento o arma cortante.
En el periodo neolítico, entre los siglos, el hombre pasó de ser exclusivamente cazador, a ser también pastor. Los animales fueron domesticados y se comenzaron a introducir formas elementales de agricultura. El hombre primitivo abandonó el nomadismo y comenzó a cultivar en los campos, a criar animales, a usar piedras talladas y a fabricar objetos con arcilla, tales como macetas y cuencos.
En este periodo, se comenzaron a formar los primeros pueblos o aldeas de la Italia prehistórica: el hombre deja de vivir en cuevas y grutas y forma campamentos, que al mismo tiempo se reagrupan en aldeas. El concepto de comunidad se transmite también en el momento de dar sepultura a los muertos, ya que son enterrados en tumbas al descubierto, formando las conocidas necrópolis.
Entre la edad de piedra y la edad de los metales, encontramos el periodo Eneolítico, cuya principal característica es que, además de usar instrumentos de piedra pulimentada, se utilizan otros fabricados con cobre puro. Las aldeas se empiezan a construir cerca de los lagos y las costas, mediante palafitos. El comercio se difunde y se convierte en una práctica común el intercambio de productos con las aldeas vecinas. La edad de los Metales o Edad de Bronce tiene lugar posteriormente, cuando se aprende a mezclar el cobre con el estaño, obteniéndose así el bronce.
Es el final del Neolítico y por tanto, de la Prehistoria en Italia.
Durante este periodo, Italia evolucionó internamente de diferente modo, dependiendo de la variedad de civilizaciones que pasaron por su territorio:
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Emilia: Civilización del «Terramare»
Hacia la mitad del segundo milenio antes de Cristo, en la zona entre Módena y Piacenza, se difundió la civilización del «Terramare». Se llamó así porque la tierra utilizada estaba compuesta por materiales orgánicos como restos de comida y carcasas de animales, mezcladas con el terreno.
Los «Terramaricoli» habitaban en aldeas de cabañas construidas sobre plataformas de madera, elevadas del suelo mediante palos. A una cierta distancia se construía la ciudad de los muertos, más conocida como Necrópolis, donde se recogían en urnas las cenizas de los difuntos una vez incinerados.
También cultivaban cereales y lentejas, pastaban los rebaños y fabricaban armas y utensilios de bronce.
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Italia Centro- meridional: la civilización Apenínica
Contemporáneamente se desarrolló la civilización Apenínica, llamada así porque vivía en los Apeninos centro-meridionales. Era una población formada por pastores y vivían en cabañas o en grutas naturales, y a diferencia del pueblo de “Terramare”, no incineraban los cuerpos de los difuntos, pero sí les daban sepultura. Eran muy hábiles en la elaboración de objetos de arcilla.
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La civilización Villanoviana difunde la metalurgia
A finales del 2000 a.C., aparece la civilización villanoviana. El nombre deriva de la denominación de la aldea de Villanova, en Bolonia, donde se han encontrado restos arqueológicos relativos a la elaboración del bronce y del hierro. También ellos practicaban la incineración de los difuntos.
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Pueblos de la Italia Prerromana
A inicios del primer milenio antes de Cristo, Italia estaba poblada por diferentes pueblos:
– Ligures y Vénetos en el norte de Italia;
– Picenos, Umbrios, Sabinos y Latinos en el centro de Italia;
– Sannitos, Auruncios, Apulios, Lucanos e Ítalos en el sur de Italia;
– Sículos, Sicanos y Sardos en las islas.
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Las colonias griegas en Italia
En el siglo VIII a.C., aparecieron dos pueblos destinados a tener una importancia decisiva en la historia de Roma: los griegos y los fenicios.
La colonización griega afectó a la Italia meridional y a la Sicilia oriental. Las colonias griegas más importantes fueron las de Paestum, Nápoles, Cuma, Reggio, Agrigento, Siracusa, Catania, Naxos y Messina. Las poblaciones locales aprendieron el uso de la moneda, la escritura y cómo se organizaban las ciudades estado.
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Las colonias Fenicias en Sicilia Occidental y en Cerdeña
Mientras se desarrollaban las colonizaciones griegas en la Italia meridional, se inició también la colonización fenicia. Colonos fenicios provenientes de Cartago desembarcaron en Sicilia nord-occidental, donde crearon las colonias de Solunta, Mozia y Palermo. A continuación los fenicios alcanzaron Cerdeña, dando vida a las ciudades de Cagliari, Nora, Sulcis y Tharros.
En Cerdeña entraron en conflicto con la civilización local Nurágica, llamada así por sus torres de piedra, construidas probablemente como defensa. Estas poblaciones se basaban sobre la agricultura y la cosecha, pero trabajaban también los metales.