Diversión garantizada, ese es el resumen de las mil y una opciones de entretenimiento entre las que elegir durante nuestra estancia en Italia
A los habituales restaurantes, pizzerias, museos y playas podemos sumar tradiciones, festivales, ferias y todo tipo de manifestaciones, desde un espectáculo de marionetas sicilianas (Pupi), a los carnavales, el Palio de Siena, el Giro de Italia, o la carera de coches antiguos Targa Florio.
Puertos deportivos como el de Capri y Porto Cervo en la Costa Esmeralda de Cerdeña reúnen a lo más selecto de la jet set que colorea la noche en terrazas donde la copa puede salir por un ojo de la cara. Precios más asequibles tienen otros puertos deportivos como el de Mondello, donde la gente de Palermo vive la notte.
Los teatros abundan en cualquier ciudad italiana, donde además de los grandes clásicos representados durante siglos, encontramos nuevas obras, conciertos y festivales.
El cine supone otro centro de esparcimiento de los italianos. A diferencia de España los grandes cines de los años 50 y 60 siguen vigentes, y se han renovado (al menos en sus contenidos), ofreciendo cine nacional e internacional (normalmente traducido). Es importante señalar que las películas tienen un corte o intermezzo para refrigerarnos.
Otras áreas de recreo para toda la familia son los aquariums como el de Génova, zoos, parques temáticos y de atracciones como los archiconocidos Gardaland en la ribera del Lago de Garda, y Mirabilandia en Rímini.
Para conocer las ciudades que vamos visitando en nuestro recorrido por Italia lo más recomendable es patearse las calles, pero cuando vamos en plan rally los transportes turísticos, sobre todo los autobuses son la mejor opción para no perdernos lo imprescindible.
Por último hacemos mención de los casinos, 4 en total, Campione, Venecia, San Remo y la Vallee. Modernos y bien equipados, cada vez están adquiriendo mayor aceptación entre los italianos.