El tamaño de Cremona permite moverse por el centro histórico sin necesidad de utilizar transporte público. Además hay que contar con que hay muchas calles estrechas, restringidas al tráfico y peatonalizadas, de modo que recomendamos ir caminando a todos los lugares que queramos visitar. La estación de tren se encuentra a apenas un cuarto de hora andando de la Piazza del Duomo, y el paseo es agradable. También hay varias líneas de autobuses, pero a menos que estemos en la periferia (o que vayamos a visitar los pueblos de alrededor de Cremona) no es necesario pagar para moverse.
Una forma agradable -y muy autóctona- de desplazarse en con bicicleta. El número de ciclistas y las áreas habilitadas para ellos nos puede parecer ciencia ficción dependiendo de si lo comparamos con nuestra ciudad. Incluso a veces nos puede dar la sensación de que las bicis prevalecen sobre los peatones, ya que si nos descuidamos podemos ser atropellados por el «pelotón» de cremoneses que van a trabajar o a estudiar en bici. Resulta extraño ver niños, ancianos, gente encorbatada y cargados de compras, discurriendo por las calles empedradas como una hilera incesante de hormigas.
Se pueden alquilar bicicletas en varios puntos, aunque se puede optar por InBici, una propuesta del ayuntamiento de alquiler de bicis, que inicialmente se ha puesto en marcha como modelo experimental gratuito. En los tres puntos de la ciudad donde podemos coger bicicleta debemos sacar un carnet que nos permitirá utilizar durante todo el día un transporte ecológico y mimetizarnos con la costumbre local. Los puntos de alquiler están situados en la Piazza Stradivari, en la estación de tren y en Piazza Libertà. Conviene informarse en las oficinas de información turística de donde y como podemos gestionarlo ya que el sistema es aún precario y las llaves de candados para coger la bici están en un hotel, o en bares enfrente de los puntos de anclaje.