Más allá de los tópicos que en ocasiones desadortunadamente se heredan, como «pasta, mafia, vespa y calcio (futbol)», los símbolos nacionales de Italia son su bandera tricolor, y su himno, ambos de sobra conocidos para nosotros.
La bandera tricolor italiana está tan ligada al país como símbolo reconocible que muchas veces se ha exportado como moda y estilo de Italia. Sus tres colores, verde, blanco y rojo tienen su origen en un estandarte que Napoleón entrego a las tropas italianas del norte de Italia, durante la ocupación francesa.
El himno de Italia creado por Mamelli es una oda a la unificación, el llamado Risorgimento de 1861. Creado por su autor para ensalzar la disputa con los austriacos de las provincias más septentrionales, sólo fue sustituido como himno oficial durante parte del periodo fascista de Mussolini.
Italia en sí es un símbolo, y por eso la iconografía que recuerda que más tirón y porque no decirlo merchandising, está unida a monumentos como el Coliseo de Roma, la torre de Pisa, las figuras de Leonardo Da Vinci, Dante, Miguel Angel, Verdi o hasta Pavarotti. Pero sin duda el mayor simbolismo lo encontramos en sus raíces, en la reminiscencia continua a la Roma Imperial, base de la civilización europea.