Villa Adriana, la Reina de las villas imperiales de la Roma antigua se encuentra en la llanura de Tívoli y destaca por la imponente grandeza de su arquitectura. Fue construida por el emperador Adriano, quien siguió personalmente la evolución del proyecto (117-138 d.C), a partir de la reestructuración de una villa republicana anterior.
Villa Adriana está formada por un conjunto de edificios monumentales, calles, piscinas, jardines, spas, bibliotecas, teatros y templos que habían impresionado al emperador durante sus numerosos viajes a las provincias del imperio. El emperador iba a estos lugares para conocer otras realidades y ajustar las estructuras del imperio a las nuevas necesidades. Por ello coexistían influencias griegas con columnas corintias, las copias de estatuas egipcias, o las cariátides (figuras femeninas con función de columna).
Los edificios más importantes de Villa Adriana son: La Piazza d`Oro, un peristilo columnado que rodeaba el patio romano, el Canopo un lago artificial decorado con cariátides, el Pecicle (un espacio donde los asesores griegos de Adriano se reunían), el teatro griego, las Termas Pequeñas, destinadas a los sirvientes, las Termas Grandes, destinadas a los patricios, el Templete circular de Venus y los denominados cien cuartitos, que albergaban al personal de servicio.
Una de las joyas de la Villa de Adriano es el teatro Marítimo, una pequeña porción de tierra aislada por un canal o piscina porticado con columnas jónicas, y al que sólo se podía acceder mediante unos puentes levadizos maniobrables desde el interior. En la isla se elevaba una pequeña villa romana con su atrio, una biblioteca, un triclinium y pequeños baños. Se teoriza sobre su utilidad, pero parece que era un oasis de relajo y aislamiento del propio emperador.
Se trata de una verdadera ciudad que se extiende sobre un área de aproximadamente 300 hectáreas, donde el gran complejo está dividido en cuatro núcleos diferentes. Esta villa imperial forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1999.
Durante el alto medievo Villa Adriana desapareció del mapa, parte de sus lujosos materiales fueron expoliados para refundar los edificios del nuevo Tívoli. Afortunadamente en el siglo XV, Biondo Flavio, historiador y humanista del Renacimiento italiano la identifica como la villa del emperador Adriano que mencionaba la «Historia Augusta». En el mismo periodo el Papa Alessandro VI Borgia promueve las primeras excavaciones en el odeón que sacan a la luz las estatuas de «Musas sentadas» (las ocho musas de Cristina de Suecia) que actualmente residen en el Museo del Prado; Discóbolo de Mirón, la diana de Versalles (Louvre). Estas primitivas excavaciones no fueron únicas, durante el siglo siguiente se removió la tierra buscando «tesoros», sobre todo estatuas y mosaicos que acabaron en las colecciones privadas de Papas y cardenales primero, y de nobles romanos y europeos (sobre todo anglosajones).
Una figura ligada a Villa Adriana es la del arquitecto y anticuario Pirro Ligorio. Encargado de realizar la esplendida Villa del Este a petición de Hipólito II de Este, hijo de Lucrezia Borgia (cardenal y gobernador de Tívoli). Pirro llevo a cabo una excavación a gran escala para extraer material y obras de la antigua villa de Adriano, para trasladarlas a Villa del Este. Su rigor en la documentación de los códices ligorianos que anotaron cada paso, permitió evaluar y servir como guía a los humanistas del Renacimiento, de las legendas asociadas a las piezas extraídas.
La fiebre arqueológica llevo a que durante cuatro siglos más iniciativas privadas trillasen todo el área. Los resultados supusieron los hallazgos de los Centauros de mármol de Aristeas y Papias, que podemos ver en los Museos Capitolinos de Roma, o los candelabros Barberini conservados en los Museos Vaticanos.
No fue hasta finales del siglo XIX cuando con la reunificación de Italia, el estado se hizo cargo de la propiedad de los restos. Muchas obras se encuentran desaparecidas hoy en día y el revuelo ocasionado durante este expolio sistemático ha hecho imposible un estudio estratigráfico para delimitar las causas del declive de la Villa Adriana.
Recorrido por Villa Adriana
La visita se puede realizar en dos o tres horas, y merece la pena ir con una audioguía o apuntes históricos sobre cada uno de los puntos de interés.
El recorrido comienza con un pequeño paseo de cinco minutos desde la entrada hasta llegar a los muros del Pestilo. Justo antes de entrar al edificio podemos ver una maqueta que nos permite entender la magnificiencia de Villa Adriana en todo su esplendor. Además nos permite identificar los edificios que veremos a continuación.
Atravesando una gran puerta entramos en el Pecile, cuya forma rectangular estaba porticada, incluyendo grandes jardines y una gran piscina en el centro como elemento decorativo.
Si seguimos en línea recta pasamos por los restos de las «Cien habitaciones», vivienda de la servidumbre, hasta llegar a los complejos de las Pequeñas Termas y las Grandes Termas, que posiblemente estaban destinadas para mujeres y hombres respectivamente. A la derecha dejaremos los restos del Vestíbulo, justo antes de divisar el recinto del Canopo, el fastuoso estanque que gracias a las esculturas que lo circundan nos invita a imaginar la belleza de este rincón de Villa Adriana. Las esculturas del cocodrilo y de otras divinidades egipcias se vinculan con el gusto oriental del emperador.
Volviendo hacia atrás accedemos al Praetorium, para continuar hasta el edificio de la Peschiera. A su izquierda el stadium, en este punto torcemos a la derecha para dirigirnos a la Piazza d’Oro, llamada así por la cantidad de objetos que salieron a la luz con las excavaciones, pero que pudo cumplir funciones públicas.
Retrocediendo llegamos al Palacio Imperial y a los barracones de la cohorte del emperador. El camino circular bordea la villa republicana, el Hospitalia, el Triclinio imperial y la biblioteca para desembocar en el impresionante Teatro marítimo.
Ya volviendo a la entrada visitamos finalmente los restos del templo de Venere Cnidia y Ninfeo y el Teatro griego, este último por desgracia bastante arruinado.
Información visita Villa Adriana
Villa Adriana se halla a apenas 23 kilómetros de Roma, en las afueras de Tívoli, y es uno de los complejos arqueológicos romanos que mejor nos expresa la realidad cotidiana de un emperador romano.
Como llegar. Pueden consultar más información aquí
Horarios Villa Adriana: Las puertas se abren a las 9 y se cierran uno hora antes de anochecer (entre las 17:00 y las 19:30 dependiendo de la época del año); si bien el último ingreso es una hora y media antes del cierre.
Precio: 8€ y 4€ el billete reducido. La entrada a Villa Adriana es gratis el primer domingo de cada mes pero podemos informarnos en la oficina de turismo de Tivoli.